Opinión

Y vuelve el Sahara

El uso de la política en el deporte es cada vez más frecuente

Argelia celebra uno de sus tantos ante Bolivia

Argelia celebra uno de sus tantos ante Bolivia / EFE

Para los más jóvenes, hablar del Sahara es solo saber del desierto más grande del mundo o, a lo sumo, tener noticias del famoso Paris-Dakar, el rally que lo cruzaba, aunque ya está por otros lares, debido a los problemas de terrorismo, sobre todo, que impedían su normal desarrollo. Pero no, del Sahara que quiero hablar hoy es ‘nuestro’ Sahara Occidental, el que perteneció a España hasta el año 1975.

No era una colonia sino una provincia más y los saharauis unos españoles como los otros, pero en el fin del régimen franquista, se cedió a la presión de descolonizar y se terminó abruptamente la presencia española en aquel lugar. Se declaró la independencia del Sahara y una república fue instaurada. Pero, al mismo tiempo, el gobierno marroquí inició la llamada ‘marcha verde’, donde supuestos ciudadanos invadían un territorio que consideraban suyo. Los militares, camuflados entre ellos, fueron los que tomaron el mando.

Desde esa fecha, hay una gran parte del Sahara Occidental, un 80%, en manos marroquíes, quedando la República Saharauí con una pequeña parte. Esto ha sido conflictivo para dos vecinos, Marruecos y Argelia y, ahora, entro en lo que este artículo quiere comentar. La semana pasada tendría que haberse jugado la semifinal de la copa de la CAF (la Europa League africana), entre el Berkane marroquí y el USMA argelino, en la capital de este último.

Sin embargo, no llegó a realizarse el encuentro porque el equipo marroquí tenía, en sus camisetas, el mapa de Marruecos incluyendo al Sahara, por lo que la policía argelina confiscó todo ese material y quiso impedir que se jugara con ese maillot. Eso no lo quisieron los marroquíes y, tras y toma y daca, fueron reexpedidos a su país, no jugándose el partido.

La Confederación Africana de Fútbol, la CAF, decidió anular el encuentro y, ahora, dar por perdido el mismo a los argelinos por 0-3. La vuelta debería jugarse pronto, pero me imagino que, si se atrevieron los del Berkane a ir a Argelia con esa camiseta, en su casa no van a dejar de ponérselas. Ahí es donde veremos si juegan o no los del USMA.

Pero, si no lo hacen, perderán de nuevo por 0-3, y su andadura habrá acabado en esa competición continental. Lo que incluso puede pasar es que la CAF les sancione incluso más fuertemente con la exclusión para futuras competiciones… Sabemos que Argelia y Marruecos rompieron relaciones diplomáticas por el Sahara Occidental y es obvio, no seamos tontos, que el Berkane se presentó a jugar por esas remeras para intentar ‘fastidiar’ al vecino.

No solamente lo han logrado, sino que se van a clasificar para la final sin jugar, como casi seguro ocurrirá. El uso de la política en el deporte es cada vez más frecuente y los intentos de hacer picar al contrario, como aquí, demuestran que se pueden incluso usar esos métodos para ganar partidos o eliminatorias.

No soy quién para dar consejos, pero si hubiera podido darlos, habría jugado, intentado ganar y, con eso, dar un golpe mayor al gobierno marroquí, pero pudo más el ego y el odio que la inteligencia, a mi entender. Eso último es lo que debería primar en las relaciones, incluso conflictivas, pero da la impresión que está congelada, dejando que ganen los instintos básicos, por muy nefastos que sean para los intereses de quien deberían estar atento a no caer en las trampas.

En los juegos olímpicos de Paris, este verano, se van a poder ver las distintas vertientes de la toma y daca político y social, ya que la Carta Olímpica prohíbe las exhibiciones de esa índole y de otras (religiosas, de sexo, etc…). No va a ser nada fácil y ya algunos atletas, amparándose en la libertad de expresión, han indicado que algún gesto tendrían. Esto llevará a sanciones y, en casos extremos a perder medallas…

Deberemos estar atentos a esto también, ya que el caso argelino-marroquí, con el Sahara Occidental de por medio, nos lleva a pensar que habría que regular mejor estos puntos, impidiendo que hubiera mapas, banderas, logos y otros elementos en las camisetas o uniformes deportivos, evitando su homologación previamente.

A quien no le ha venido nada bien es a nuestro valenciano Juan Carlos Garrido, que está haciendo una excelente campaña con el USMA y que tenía ese título a mano. Nada ha podido hacer y el club (con la federación argelina) dice que acudirá al TAS para intentar modificar la situación. Veremos si lo hace finalmente. Finalizo con una recomendación literaria, la novela de ciencia ficción, pero de 1920, del ruso Evgueni Zamiatin, ‘Nosotros’ que anticipa mucho de lo que ahora, cien años después, estamos viviendo y… sufriendo. Disfrútenla y cuídense.

Suscríbete para seguir leyendo